sábado, 24 de junio de 2017

The Star Wars Holiday Special (1978)


Puntuación: 0

Star Wars ha generado productos de dudosa calidad a lo largo de los años y cada persona tendrá aquella producción que odia por tan solo llevar el mismo nombre de su tan querida franquicia. Algunos apuntarán a las precuelas, en particular a La Amenaza Fantasma (1999) como hito histórico de una traición personal. Los más cínicos acusarían al filme que inició la era Disney, El Despertar de la Fuerza (2015). Inclusive, otros afirmarían que la película animada La Guerra de los Clones (2008) representa uno de sus momentos más bajos a pesar de dar origen a una serie tan aclamada. Sin embargo, y con total confianza, puedo decir que el peor producto relacionado con la franquicia es un especial de navidad emitido única vez por televisión en 1978.

Esta nefasta obra ha cobrado estatus de leyenda entre los aficionados por su bizarra calidad y decisiones creativas. Estamos hablando de un especial tan terrible que George Lucas, el sujeto que dio confianza a personajes como Jar Jar Binks o el pato Howard, afirmó que si tuviera un martillo y suficiente tiempo, acabaría personalmente con cada copia existente. Un especial tan vergonzoso que Harrison Ford insistía y negaba en jamás haber participado solo para confrontar la verdad. Una calidad tan mala que Anthony Daniels, quien interpreta a C-3PO, utiliza como burla en diversas entrevistas y documentales. ¿En verdad es tan mala como dicen? No mentiré mi joven padawan. Es mucho peor.

El especial sufre de una frustrante combinación de aburrido, estupidez que insulta la inteligencia del espectador, vergüenza ajena (pobre del elenco, lo que sea que le hayan pagado no valió la pena), y, tristemente, basura en general que en muchos momentos estan cerca de causar dolor físico, como si fuese un Sith utilizando la fuerza en contra mía. Para citar a Chirrut Inwe de Rogue One (2016) en este momento de debilidad: "Yo soy uno con la fuerza, la fuerza está conmigo."

No importa que tanto te agrade Chewbaca, es imposible soportar la tortura de ver una familia de wookies en lo que extrañamente parece ser una serie de comedia. No solo es cada gruñido increíblemente molesto a tal punto de querer destruir los tímpanos de tus orejas, sino que estas secuencias ocurren sin ningún tipo de subtítulos o algún personaje que sirva de traductor. Esta familia espera el regreso de Chewbaca y Han Solo, quienes son perseguidos por el Imperio, para así poder celebrar El Día de la Vida. ¿Qué es el Día de la Vida? No me pregunten porque no tengo idea y eso porque el especial jamás se digna en explicar el día especial que se suponen que están celebrando.

El especial corta a distintas escenas como un programa de variedades, con videos musicales, acrobacias y trajes que solo añaden al estado de confusión, porno virtual intergaláctico. No pregunten. Pensándolo bien, yo preguntaré: ¿Acaso los humanos son la especie más atractiva en este universo? Ya sabemos que Jabba puso a Leia en esa icónica pieza de ropa como esclava (el cual fue cuestionable pero no problemático para nosotros), y en este especial tenemos un wookie anciano masturbándose por una humana vestida con lo que creo que son decoraciones de un cumpleaños de niños. Alguien pensó que eso era una buena idea. Eran los 70s, imagino que todos estaban drogados cuando leyeron el guión.

Si lo estúpidamente ridículo no es lo tuyo, espero que estar extremadamente aburrido lo sea. Harvey Korman, una de las tantas estrellas invitadas, dedica un segmento entero a ser un robot explicando las instrucciones de como instalar un transmisor, paso por paso. Las conversaciones políticas en las precuelas son el epítome de interés y pasión en comparación con un transmisor. 

Antes de que descienda al lado oscuro más rápido que el terrible ritmo de Anakin en La Venganza de los Sith (2005), la escena vuelve a cambiar a una cantina en Tatooine, dónde Bea Arthur lamenta de manera musical (ugh) el cierre de su local por orden del Imperio. Y demos un poco de respeto a Arthur, quien quizás sea la unica en tratar de tomarse su papel con seriedad. De igual manera, Arthur es desaprovechada como el resto del elenco, el cual también incluye a los actores de la trilogía original, Mark Hamill, quien por su apariencia me hace preguntar si el especial se filmó en la época de su trágico accidente automovilístico, y Carrie Fisher, cantando una canción al compás del clásico tema musical de John Williams.

Si hay algo que algunos consideran de valor en todo este especial es lo que la primera aparición del favorito Bobba Fett, cuyo debut sucede en un corto animado. Más allá de eso, el corto también sufre por la terrible animación que hace ver a Ralph Bakshi como un director sano. Eso y solo tenemos como cuatro líneas de dialogo de James Earl Jones como Darth Vader. 

Soy consciente de que esto no es una reseña. Es una descripción que lista el porqué no debe ser visto más allá de descubrir por uno mismo una dimensión de WTF. Un holocausto a la lógica y un descarado y tempranero intento de exprimir las ganancias de la que era entonces la mayor película. Quien sabe que estuvo pasando dentro de las cabezas de todas personas que participaron en este mítico desastre. Admito que la curiosidad me gano y hay algo peculiarmente interesante en ver a una franquicia, bastante nueva en esos días, prostituirse de manera tan vergonzosa bajo el nombre de un especial. Es fascinante ver como cae cada vez más bajo con cada minuto que pasa.

Es importante notar que no existen lanzamientos domésticos por la terrible recepción que merecidamente recibió. Quizás sea lo mejor. Quizás no. Me deja intrigado lo que sería ver este especial con alguien que no tenga idea solo para observar su reacción. Lo más seguro es que sea mucho más entretenido que cualquier cosa presentada en esta "producción."

Si deciden embarcarse en una travesía por un mundo con menos sentido que el País de las Maravillas, no digan que no se los advertí.

Que la fuerza los acompañe.

sábado, 3 de junio de 2017

Wonder Woman (2017)



Puntuación: ★★★★

Mucho se ha dicho acerca de las últimas películas de DC y su relación con las críticas (y con varios de sus fans que se encuentran algo decepcionados). Sin importar lo que cada uno haya pensado de la franquicia hasta ahora, ya sea de manera positiva o negativa, era claro que DC necesitaba algo una mejor aceptación por parte de la crítica principal para apaciguar las aguas, las cuales estaban algo turbulentas a pesar de la estabilidad económica. Por fortuna para todos, Wonder Woman provee una estructura efectiva que agradará a todas las partes y sin un estilo que sea divisoria o que friccione a la audiencia.

Si bien el escenario se enfoca en una de las épocas mas críticas y trágicas de la humanidad, durante la Primera Guerra Mundial, tanto la película como su protagonista reflejan el grado más alto de optimismo y esperanza del que hasta ahora el Universo de DC nos había entregado. Y en el centro de toda esperanza se encuentra Gal Gadot, quien interpreta a Diana Prince de manera tierna e inocente pero con un lado heroico y desinteresado, de la misma manera en que Christopher Reeve nos hacía creer que un hombre podía volar en Superman (1978). De hecho, esta producción le debe mucho al clásico de Reeve, por ese espirítu humanitario que se encuentra en un personaje que puede ser considerado como un dios entre mortales. Gadot, a pesar de sus falencias en leer algunas de sus líneas, responde emocionalmente  a través de sus expresiones para poder personificar  a una legendaria personaje.

A través de un flashback, la historia nos cuenta el origen de Diana y parte de su infancia y madurez en una isla protegida del mundo exterior, una isla poblada por un grupo de guerreras llamadas Amazonas. Si bien las aspiraciones de Diana de ser una habilidosa guerrera no son del todo aceptadas por su madre, la Reina Hyppolyta, quien teme por el resurgimiento del Dios de la Guerra Ares, la aparición del soldado Steve Trevor (Chris Pine) supone el inicio de una travesía en un mundo sumido en la miseria y desolación.

Su relación con Trevor es explorada perfectamente en una escena que para muchos les parezca trivial. Cuando por fin Diana se embarca a descubrir el mundo junto con Steve, quien le sirve como conexión a las costumbres y tradiciones de la época, ambos pasan el tiempo hablando mientras su bote navega por la aguas. Son unos minutos de total tranquilidad y pasividad antes de la tormenta que el resto de la historia promete y son minutos especiales. Uno olvida que estos personajes pueden ser más interesantes cuando están lejos de la acción. La película pudo haber sido el viaje en bote y las conversaciones entre ellos y hubiera salido igualmente satisfecho. El carisma de Pine y la dulzura de Gadot hacen que esta sea una de mis escenas favoritas.

Antes de su estreno, y aún así después, Wonder Woman encuentra frecuente comentarios de tomar un camino similar a otra película de superhéroes, Capitán América: El Primer Vengador (2011), pero no estoy seguro que sean tan compatibles para la comparación más allá de situar la trama en un evento histórico de carácter bélico. La producción de Marvel fue realizada en tono al espíritu patriótico de los seriales y propaganda de los años 40 mientras que la obra de DC parte con una mentalidad algo más ambigua. En la Segunda Guerra Mundial, es fácil meter a Hitler y los nazis dentro de la bolsa de villanos, creando un esquema básico de bien vs mal, lo cual se adecua a la identidad americana de esa epóca y al estilo de Marvel. Sin embargo, esta guerra permitió al guión enfatizar la corrupción irracional del hombre y su anhelo por la destrucción. Diana cree que buscando un culpable y eliminarlo limpiaría el corazón de la humanidad pero ese ideal va más allá de ese simple pensamiento. O al menos, eso se proponía originalmente.

De igual manera, es interesante notar el rigor en adaptar una terrible época llena de sufrimiento. Esta película es certificada como para mayores de 13 años y si bien no existe nada particularmente violento o sangriento en la pantalla, la acción denota el actuar de las armas y los costos de la guerra en ambos bandos, entre perdedores y ganadores.

Sin embargo, a pesar del buen ritmo y excelente mezcla de tonos, la película pierde vigor en su tercer acto, irónicamente en el momento en el que la obra decae en la normativa de superhéroes y recordándonos a que género pertenece. El villano finalmente es revelado y la escena se vuelve un campo de batalla para dar lugar a un desenlace que utiliza el presupuesto en un bombástica pelea de efectos especiales. Realmente deja que pensar como el filme se debilita justo cuando más se acerca a los convenios de superhéroes. Tampoco ayuda que a pesar de contar con un buen grupo de interesantes personajes secundarios, la película ofrezca villanos mayoritariamente olvidables y con poca presencia, cayendo así a una de las actuales falencias del género.

Pero destaquemos a la heroína de la película, Patty Jenkins. La directora debió haber sentido en algún momento la presión de realizar con éxito una película sobre una superheroína, algo que resultó en espectaculares fracasos en el pasado. No solo Jenkins consigue expresar esperanza en esta cinta, sino también un romance perfectamente ejecutado, en parte gracias a la química entre Pine y Gadot, dentro de una historia repleta de increíbles secuencias de acción y dosis de humor. Su transición a producciones de alto presupuesto supera formidablemente esos rumores de problemas y desastres que surgían en la red.

DC ha provocado muchas reacciones de todo tipo, llegando a varios extremos. Algunos lo odian, otros lo aman por como es. Otros como yo, han expresado cierta indiferencia pero con un grado de pesimismo sabiendo del potencial de estas historias y personajes. Quizás eso haga que Wonder Woman se sienta tan especial. Una obra que de ninguna manera rompe los esquemas de los superhéroes más allá de demostrar que una producción femenina puede ser posible y exitosa - lo cual es altamente importante -  pero que es una gran victoria para los realizadores, el estudio y el personaje.

Tiene sus puntos débiles pero como primera adaptación oficial de la Mujer Maravilla en el cine (algo tarde pero al menos ya la podemos disfrutar) es increíblemente efectiva, enviándonos un simbólico mensaje de esperanza para aquellos que seguimos estas historias. Bien hecho DC.

domingo, 30 de abril de 2017

Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (2017)


Puntuación: ★★★★

¿Es posible replicar la misma sensación dos veces? Dentro del mundo del cine, y en lo personal, eso es algo inexistente. Recapturar esa magia es imposible. A veces uno puede sentir algo mucho mayor que la primera vez, superando las expectativas, o como en la mayoría de los casos, no alcanzan esa grata sorpresa que una primera parte nos ofrece. Pero nunca la misma emoción. Nadie esperaba mucho de la primera película de Guardianes de la Galaxia (2014) hasta que sus tráilers llegaron a la web. A partir de ese momento, la obra de James Gunn comenzó a cobrar vida hasta que finalmente su estreno dejo claro que Marvel podía convertir personajes tan obscuros como Star-Lord, Rocket Raccoon, Groot, y otros en los nuevas figuras del género de superhéroes. Parte de su rotundo éxito se debe al humor insertado por su director. Estos personajes era raros, fuera de lo común y se tomaban las cosas con menor seriedad que otros héroes del mismo estudio. A demás, el estilo y la música elegida forjaron una identidad que lo separaba de otras producciones. 

No sorprende que muchos salgan de esta entrega murmurando como no iguala esa sorpresa que tuvieron con la primera película, pero eso no quiere decir que estamos hablando de un mal filme. De hecho, luego de las secuelas del Capitán América, Vol. 2 ofrece una experiencia llena del humor acostumbrado de Marvel, increíble producción visual, enérgicas secuencias de acción, y, para la incredulidad de muchos, un buen villano. De acuerdo, no es nada espectacular pero dada las falencias del estudio en dicho departamento, este villano se encuentra por encima del promedio.

En esta ocasión, los Guardianes viajan por el cosmos luego de escapar de un frustrado ataque a su nave a la par que Peter Quill (Chris Pratt) finalmente descubre los rastros de su ascendencia, reflejado en Ego, un nuevo personaje que por alguna razón tiene la apariencia de Kurt Russell. Ego dice ser el padre de Peter, quien comprensiblemente duda de su veracidad pero su curiosidad lo termina yendo al planeta del misterioso hombre. Los miembros del equipo también poseen sus propios arcos a lo largo de la historia, cambiando constantemente de escenario de acuerdo al personaje. Otros personajes que regresan de la primera parte son Yondu (Michael Rooker) y Nebula (Karen Gillian), esta vez con mayor importancia dentro de la trama.

A pesar de los momentos humorísticos, los cuales me causaron gracia y otros no tanto, hay un énfasis  en entender las emociones de nuestro equipo galáctico favorito. Aprendemos más de ellos en esta entrega, descubrimos sus temores y dinámica. No aparecen por mucho tiempo juntos en esta historia, pero cuando lo hacen, la química del grupo sigue siendo palpable. Hay cosas que fueron diferentes a lo que esperaba. La relación entre las hermanas Gamora y Nebula ofrece detalles de quien es la obsesionada por competir y quien estaba en busca de ayuda cuando eran niñas. Drax consigue entablar una peculiar conexión con un ser que también posee dificultades para relacionarse con otros, la introvertida Mantis, interpretada inocentemente por Pom Klementieff. El triángulo entre Yondu, Ego y Peter (no ese tipo de triángulo por sí estas malinterpretando) da como resultado a uno de los momentos mas emotivos del Universo Cinematográfico de Marvel. Incluso Rocket tiene un arco dedicado a su comportamiento. No es mucho pero demuestra que James Gunn tuvo la intención de no dejar a ningun personaje fuera del plano.

Quizás tanto arcos y diferentes historias hacen que Vol. 2  no se sienta bien equilibrado. La idea es entendible, considerando que la primera entrega se enfocaba más en el humor y acción que en los personajes. El balance es algo frágil por querer impresionar a la misma audiencia con una igual dosis de comedia junto al aspecto dramático. No es una mala base, pero el tratar de apuntar a distintos objetivos requiere un gran talento. Es por ello que lo considero inferior a la original. Era bastante consisten en lo que pretendía mientras que esta entrega es un poco más ambiciosa, lo cual sigue siendo digno de aplaudir.

Durante la mayor parte de la trama, el tono y humor hacían que la película era entretenida a pesar de la familiaridad y falta de sorpresa. En ningún momento me encontraba aburrido pero faltaba como una chispa que encendiera el motor de este vehículo de entretenimiento. La trama llega a un punto revelador que reúne a los personajes luego de estar separados en sus respectivos arcos. A partir de ese punto la acción se volvió más intensa, el peso emocional aún más grande e incluso el humor parecía fresco. Desde ese momento estaba más concentrado en la pantalla, dejando quizás la lógica para por fin conectarme emocionalmente con los personajes mientras luchaban y se sobreponían a las dificultades. No es algo que todos sientan lo mismo, es solo la subjetividad de mi opinión. Pero en ese entonces la película paso de meramente entretenida a la emocionante aventura que esperaba anticipar por meses antes de su estreno.

Sí, es bastante familiar a lo que ya habíamos visto con anterioridad pero los momentos sinceros y la mayor participación de personajes como Yondu y Nebula desenvuelven frenéticas adiciones a la dinámica de equipo y, por momentos, acaparando la atención. Rooker, gracias a su actuación así como el material recibido por el guión, expande una cuestionable figura paterna y respetable lider en algo más complejo, siendo el foco de muchos elogios. Lo mismo sucede con la personaje de Gillian, convirtiendo a Nebula en uno de los seres más intrigantes de las películas de este universo. Su historia no termina aquí y deja un montón de oportunidades para futuras apariciones.

Estéticamente superior a la original, esta película presenta hermosos escenarios y fondos con colores bien vibrantes. Aún mejor, la acción contiene memorables secuencias, desde los créditos con un guiño al Groot bailarín a la batalla final. Cada punto de referencia tiene sus propias características, colores y diseños. Cuando la escena cambia, sabemos en dónde estamos y que historia seguimos.

Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es simplemente entretenido, diseñada para dar una experiencia placentera, como el resto de la franquicia y como muchas de sus películas, lo hace de manera efectiva. Tiene sus fallas y no creo que tenga suficiente para pelear por un lugar en el Top 5 de las películas de Marvel, pero sirve como excusa para disfrutar de una buena compilación de canciones con el espectáculo visual y humorístico - con destellos emocionales - de un blockbuster de Hollywood.

"Los Guardianes de la Galaxia Regresarán."

Como es habitual, la pantalla termina con las palabras indicando que aún hay más para contar en un futuro no muy lejano y, honestamente, estoy emocionado por saber a qué rincones de la galaxia irán en sus siguientes aventuras.

lunes, 17 de abril de 2017

Sandy Wexler (2017)


Puntuación: ★★1/2

Sandy Wexler representa la tercera colaboración entre Adam Sandler y Netflix, luego de The Ridiculous 6 (2015) y The Do-Over (2016), los cuales aún no he visto y, francamente, prefiero mantenerlo de ese modo. Es bien sabido que la última década ha visto a Sandler caer en el punto más bajo de su carrera, con ciertas excepciones (véase la franquicia de Hotel Transylvania), y su contrato para realizar cuatro películas originales a través de Netflix le ha permitido un cheque fácil a cambio de tan poco esfuerzo. Sin embargo, y quizás por las pocas expectativas que tenemos hoy en día, esta nueva producción, dirigida por Steven Brill, mejora un poco la imagen del actor, siendo lo más interesante e inofensivo a la comedia que ha tenido en unos años. Pero eso no quiere decir que es una redención completa y satisfactoria.

A través de unas cuantas celebridades elegidas al azar, así como lo que el presupuesto podía conseguir (Conan O'Brien, Jimmy Kimmel, Pauly Shore, Henry Wrinkler, entre otros) conocemos la historia de Sandy Wexler, un agente de talentos durante los 90s encargado de representar a su excéntrico grupo de clientes en el mundo del espectáculo. Una de las características de Wexler es su incesante afán de mentir como herramienta para hacer negocios, aunque su lealtad por sus clientes es indiscutible. Se preocupa por ellos, y toda decisión artística es con el fin de ayudarlos en sus carreras, aún sin Wexler no sea tan bueno para dichas decisiones. Hay un punto en donde uno de sus clientes le menciona que le ofrecieron la posibilidad de dar voz en una película animada de juguetes de una nueva compañía llamada Pixar. Wexler le asegura que los dibujos animados están muertos y que se preocupe por otra cosa. Como sabemos gracias a la historia, esa película no tuvo mucho éxito, por lo que fue un buen consejo, ¿no es así?

Un día, Wexler descubre a Courtney (Jennifer Hudson) en un parque de diversiones y queda convencido de que ha encontrado a la futura gran estrella de la música. Trabajan juntos y si bien hay dudas al comienzo, Courtney logra llamar la atención de la prensa y productores de la industria. La fama, sin embargo, resulta ser un obstáculo para la inexperta cantante y un problema con su representante, cuyos métodos ya sabemos no van con el profesionalismo de la industria. No quiero arruinar la historia a nadie pero desde la primera escena con ellos juntos, los personajes de Hudson y Sandler dan indicios de una obvia atracción mutua.

No hay mucho que discutir acerca de la historia, la cual es suficientemente predecible pero que al menos trata de incorporar algo más interesante de ver que las últimas propuestas de Sandler. Es una historia de fama y mantenerse humilde dentro de una industria superficial. Pero eso no justifica las dos horas de duración, la cual se constituye como el mayor obstáculo para la audiencia. Y esas doras horas no son dedicadas a la carrera de Courtney o su relación con Wexler, sino distribuidas arbitrariamente  a otras tramas que requieren el favor de los amigos y colaboradores habituales de Sandler. Kevin James, Nick Swardson y Terry Crews, entre otras caras conocidas, forman el grupo de clientes, con cuestionables talentos y logros.

Ese exceso de duración es lo más cercano a la razón para dejar de ver esta cinta, algo que pudo haber sido algo poco más de 100 minutos añade como media hora más de relleno y chistes que duran más de lo que debería. Durante la grabación de un demo, Courtney fascina a Wexler y al empleado del estudio. Luego de suficientes elogios, ambos se dan cuenta que olvidaron grabar la canción. Eso es gracioso, admito eso. Pero realizar la misma rutina de nuevo solo parece consumir tiempo innecesario, tiempo que pudo haber sido utilizado para progresar la historia o presentar otro tipo de chiste. A la tercera vez, por fin vemos a Wexler explotar en ira y su reacción hacia el incompetente empleado recupera algo de la gracia de la escena. La escena tuvo su punch-line, pero tuvimos que esperar su retraso por un innecesario recuento del mismo chiste.

El humor de hecho es bastante inofensivo, al menos considerando las anteriores películas, con graciosas reacciones y diálogo por momentos. Mucho de esos chistes bien utilizados provienen de sacar provecho a la época de los 90s, con referencias a personalidades y hábitos de ese entonces. Desafortunadamente, así como hay destellos ocasionales de humor, también hay ese estilo familiar de las películas de Happy Maddison Productions: Rob Schneider en brownface (pintado y actuando como otra raza) derrumba lo que fue al inicio una humorística presencia ausente; la actuación de Sandler se centra mayoritariamente en usar una de sus voces infantiles para el "deleite" de los oídos (vale recordar que no es la peor voz que Sandler pone en sus películas, eso le pertenece a El Hijo del Diablo y Ocho Noches Locas). Esa voz puede llegar a ser molesto pero al menos Sandler se esfuerza en dar algo de actuación, lo cual es más de lo que puedo decir de sus últimas películas.

A pesar de la predictibilidad del guión, la película parece tener dificultades en elegir su tono, variando constantemente de acuerdo a lo que pide la historia o, mejor dicho, el humor. Por momentos trata de ser infantil con cierta violencia física, infringida a Swardson; en otros, el personaje peleador de Terry Crews debe evitar que un enorme rival ponga su posterior en su cara; la trama acerca de Courtney es con pizcas de drama y comedia romántica; y repentinas dosis de humor negro aparecen para reír o quedarse confundidos por el súbito cambio. En algunos de esos momentos reí, pero en otros quede con algo de incomodidad por lo que veía.

Como han de notar, mentiría si dijera que no reí durante Sandy Wexler. Tiene sus momentos a pesar de su inconsistencia pero prefiero eso a presenciar una película que es tan consistente en lo no graciosa que puede  llegar a ser y Sandler tiene varias de esas, por lo que me aferro a lo que puedo. Se beneficia en tener en menor medida las típicas cualidades de esta productora, haciendo que la experiencia sea algo más agradable, por así decirlo.

No, no es una buena película y puedo entender si alguien termina con una postura más negativa que la mía dado que es posible que este siendo generoso con esta reseña, pero esta nueva producción de Sandler en Netflix ostenta el dudoso honor de ser una mejoría en el catálogo del actor, al menos en cuanto a más recientes entregas se refiere. Permanece más de lo que debería quedarse pero no sentí que perdía dos horas de mi vida viéndola, algo que sí puedo decir de sus otras películas.

Sin duda alguna la recomiendo si aún son grandes fans de Sandler y estén dispuestos a liberar dos horas de su tiempo.

sábado, 8 de abril de 2017

No Respires (2016)


Puntuación: ★★★★

Es curioso como luego de haber dirigido el increíblemente violento y sangriento remake Evil Dead (2013), el uruguayo Fede Álvarez haya decidido que su siguiente proyecto sea una entrega original y sin demasiada sangre, optando por la tensión en vez de perturbar a su audiencia mediante imágenes gráficas. Pero no se equivoquen, porque No Respires igualmente ofrece violencia realista e ideas desagradables que pueden dejar ciertas impresiones en el espectador. Lo interesante de esta producción es como Álvarez trata de moldear y jugar con ciertos clichés del género para contar una historia moralmente mixta, con una línea bien delgada como para poder distinguir al lado de quien pretendemos estar.

A pesar de que se trata de una historia de "home invasion", la audiencia lo experimenta a través del punto de vista de los tres delincuentes perpetrando lo que sería su último atraco. Dicho atraco se registra en el hogar de un solitario y ciego veterano de guerra (Stephen Lang), siendo el objetivo una considerable indemnización recibida tras un accidente que acabo con la vida de su hija. Si bien el grupo criminal al principio tiene dudas éticas acerca de robar a un ciego, deciden continuar con el plan para finalmente retirarse del negocio. Rocky (Jane Levy), en particular, siente la alta necesidad del golpe para poder liberar a su hermana de su negligente madre y empezar una nueva vida en California.

No está de mas decir que el plan no sale como habían esperado, quedando atrapados en dicho hogar que guarda más secretos de lo aparenta a primera vista.  Desde ese punto, el "home invasion" pasa a "escape from home", presentando un temible cazador en la oscuridad. El silencio se vuelve clave. Cada paso, cada movimiento, cada brisa de aire puede atraer al cazador junto a su presa. En un género que perezosamente suele utilizar diferentes tipos de sonidos con diferentes niveles de volumen para mantener en alerta a su audiencia o sacar una pizca de reacción de parte de ella, el silencio presentado aquí colabora para crear una atmosfera tensa. Esa sensación de adrenalina cuando estás tan cerca de una persona que no puede verte pero aun así sentir tu presencia pasa de los personajes al espectador, como si estuviéramos en esa misma acción.

Levy ya había trabajado con anterioridad junto a este director, en el remake mencionado al inicio de esta reseña. Su papel en esa producción sumado a esta refleja a una actriz que se desenvuelve fácilmente en historias de terror, interpretando heroínas algo atípicas. Moralmente confusas pero demostrando fortaleza a la par de vulnerabilidad y desesperación. Cada segundo en pantalla me contagia esa urgencia de mantenerse en alerta y en movimiento. Dylan Minnette y Daniel Zovatto completan el trió de delincuentes, lo cual es importante recalcar. Si bien cada uno demuestra algo de ética y motivación personal, estamos siguiendo a estos individuos atracar en el aposento de un ciego y que se dedican a vender lo robado. Lang y las revelaciones acerca de su personaje a medida que la trama avanzan solo nos hace cuestionar aun mas a quien debemos apoyar. ¿Merece alguno de estos personajes vivir o morir? ¿A quién debería apoyar? ¿Al temible veterano por sus actos de "justicia" propia o al grupo criminal por querer disfrutar segundas oportunidades?

Esa sensación de claustrofobia persiste a lo largo de la trama, desde el momento de la invasión hasta la salida del lugar, ya cuando el sol va posándose sobre el cielo. En ese punto, la historia aún no acaba, siendo un pequeño pormenor que pudo haber sido postergado para el verdadero final, haciendo que ver la luz del día tenga un mayor impacto luego de haber estado a oscuras por gran parte de la película. Pero el suspenso y el realismo de la violencia frenética y despiadada persisten hasta el final luego de haber comprendido el raciocinio de cada personaje.

La interesante manera de contar la historia con ciertas diferencias a los tradicionales elementos del género, sumado a la confiada dirección y cámara de Álvarez con las actuaciones del elenco (claramente destacando a Lang y Levi), hacen que No Respires sea una experiencia familiar pero de igual manera una atrapante.

domingo, 26 de marzo de 2017

La Bella y la Bestia (2017)


Puntuación:★★1/2

La nueva propuesta en la línea de remakes de Disney ofrece un viaje a la nostalgía lleno de aquellas entretenidas canciones y personajes carismáticos que dejaron su marca a través de la película original, un hito en la animación que se consagró como la primera de su tipo en ser nominada a Mejor Película en los Premios Óscars alla por los comienzos de los 90s. Esta nueva versión deslumbra la estética visual con exuberancia y momentos de humor y encanto para atraer y deleitar a su audiencia. Ahora, imagino que usted quizás este algo confundido por la corta descripción y como aún así doy dos estrellas y media al filme, lo cual podría parecer una calificación baja. En mi opinión, esta película y en particular su apreciación depende mucho del tipo del espectador.

La historia sigue siendo la misma, de hecho, exactamente la misma. Salvo algunas nuevas adiciones, es casi escena por escena idéntica a la original. Bella, esta vez interpretada por Emma Watson, se ve forzada a vivir en un castillo encantado que alberga a la temible Bestia (Dan Stevens), un príncipe quien fue convertido en la nefasta criatura por una hechicera a causa de su egoísmo. Mientras que ambos tratan de convivir juntos, el engreído Gastón y su ayudante Le Fou buscan la manera de conseguir la mano de Bella en matrimonio, cuyos intentos terminaran en una confrontación con la Bestia.

Si piensan en la película original y la imaginan en live-action y con CGI para muchos de sus fondos y efectos, como los de la Bestia y sus sirvientes, fácilmente pueden descubrir esta nueva versión y como se sentirían con esta entrega. Para muchos, la transición de animación a live-action es suficiente excusa para rememorar inolvidables momentos y entregarse a la magia que se desenvuelve en la pantalla; para otros, una revisión con poco peso o ambición para desligarse de su predecesora, resultando en una producción simple y sin impacto alguno. Es allí donde verán los dos puntos opuestos en cuanto a esta película. ¿Ambas opiniones son validas? Por supuesto. Como ya he mencionado, sin embargo, dependerá de la actitud que uno tenga al ver esta producción.

Para llegar a la marca de dos horas, la película incorpora nuevas canciones y elementos que solo alargan la duración pero no influyen en la historia de manera substancial. El príncipe tiene un pasado trágico por su abusivo padre cuando era un niño. Uno de los personajes nos cuentan que esto arrebato al niño de su inocencia pero la escena es tan corta y rápida que no vemos como influye en la Bestia. Se supone que esto explica la actitud del personaje pero él sigue actuando de la misma manera que lo hace en la animada, lo cual hace que ese pasado sea innecesario o sin propósito alguno. Quizás si la película hubiese explorado ese aspecto estaría diciendo lo opuesto pero desafortunadamente no es así. Lo mismo sucede con Bella en lo que concierne a su madre. Es un elemento que sirve para ir más lento en la historia pero que poco o nada afecta a los personajes en el contexto de la película. Al menos nos deja una tierna escena entre Bella y su padre para compensar el poco peso que tiene.  

La segunda cuestión en cuanto a historia es acerca de los momentos traídos del filme original por el solo hecho de estar allí. La secuencia del baile, los segmentos musicales, etc. Objetivamente, son bien realizados como podrían ser en esta era actual pero hay una sensación de cinismo que no me permite apreciarlos completamente. Lo sé, esto es una queja personal y poco objetiva pero es la sensación que me veo obligado a describir así como los realizadores pareciesen estar obligados a replicar en este remake. Es esta exactamente una de la cosas más complicadas en cuanto a remakes, los cuales cometen el error de hacer referencias a predecesoras, algunas obvias y forzadas o sutiles y bien encajadas con el tono de la producción. Existe el argumento de al ser esta un remake, es obvio y casi necesario que esta versión replique las canciones y momentos de la original. Es un punto que puedo comprender y no atacaré a quien disfrute de la historia de esta La Bella y la Bestia.

Pero si la historia es lo que cuestión, entonces la parte técnica y actuaciones es lo que elogiaré. El diseño de producción es fantástico y el estilo visual presentado en varios segmentos como en la icónica canción "Be Our Guest" dan señales de la magia de Disney, desenvolviendo una atmosfera cálida, tenebrosa, melancólica y por supuesto, nostálgica. Es aquí donde el director Bill Condon se deslumbra. Tan solo observen los detalles en cada uno de los sirvientes del castillo, poseyendo características únicas mientras que sus aspectos físicos son combinados con objetos comunes e inanimados. Era un punto que me preocupaba que se perdiera en la transición a live-action, pero se ven entrañablemente amigables como en sus versiones animadas.

Los dos actores principales dan interpretaciones decentes pero nada impresionantes. Me fascina ver a la Bestia mas por sus efectos que por la actuación de Stevens, lo cual me apena por que se que es capaz de demostrar sus habilidades versátiles por su trabajo en la serie de televisión Legion. Por fortuna el resto del elenco son más interesantes de ver. Luke Evans como Gastón se llena de esa actitud narcisista y encantadora para ser una buena revisión del clásico villano y Josh Gad es lo mas parecido a un cartoon pero de buena manera. Su espíritu y energía irradia la pantalla, atrayendo fácilmente la vista del espectador sin importar que actor tenga a su lado. Kevin Kline como Maurice, el padre de Bella, es diferente a su versión animada pero es un cambio que favorece a la relación padre-hija y Kline es parte fundamental de ello con su amable y protectora naturaleza.

Como podrán notar, mi actitud hacia esta producción va entre la historia y lo demás, dando así a la opinión mixta que se encuentran leyendo. Me hubiera gustado ver más de ambición y riesgos pero sé que eso no es lo que muchos esperaran. Varios quieren ver la magia y romanticismo de la predecesora reinventada pero sin muchos cambios. Varios quieren disfrutar la revisión de las canciones para una nueva generación y algo más cercano a las tres dimensiones, por ello live-action. Es punto de vista diferente que no puedo decir que no comprenda. 

Es innegable que tiene su propio encanto, aún si dicha sensación proviene de la proximidad a una experiencia mejor realizada bajo el mismo nombre. Sus problemas se ven reflejados en las restricciones de la nueva era en la realización de películas y los numerosos intentos de Hollywood de repetir la misma emoción a través de distintos reinventos de clásicas historias. De igual manera, la atención a la escenografía y aspectos musicales demuestra que tan palpable es la pasión que la película posee por momentos.

La Bella y la Bestia no llega a tocar el fondo de algunos de los remakes de Disney pero tampoco alcanza la altura de otros, resultando en una producción que intenta sobresalir jugando a lo seguro. Si quieren disfrutar de la magia de Disney, lo harán y se regocijaran de ello. Hay un gran empeño en recrear la emoción en cada canto, en cada baile, en cada línea de diálogo y estoy seguro que aquellos que vayan con ese ideal saldrán satisfechos. Aquellos que estén buscando una versión ambiciosa que reinventa de manera nueva y fresca el clásico animado quizás salgan algo decepcionados. 

Quizás me encuentre en el lado del segundo pero no me arrepiento de haberla visto. Por momentos reí, estuve intrigado, fascinado por el diseño visual, y más. No es la misma emoción que sentí hace tiempo pero era consciente de que dicha experiencia no la tendría por segunda vez.

Todo dependerá de si están con la sensación de aceptar la misma magia pero de manera un poco diferente.

jueves, 9 de marzo de 2017

Split (2017)


Puntuación: ★★★1/2

Cuando vemos a tres chicas jóvenes y un adulto yendo a su automóvil estacionado, nuestra perspectiva se enfoca en como ellos nos dan la espalda. Sin embargo, en el momento en que las chicas suben al vehículo y el adulto esta guardando sus cosas en el baúl, se nos revela que la perspectiva pertenece a otro individuo acercándose, antes de secuestrar a las tres muchachas. Este tipo de planos, con los actores interactuando con la cámara directamente como si fuese nuestro punto de vista, son bastante comunes en las películas de M. Night Shyamalan, produciendo distintos resultados. Aquí, es simple, directo y efectivo para mover la historia de manera fugaz y luego ir de manera más lenta. Quizás lenta no sea el termino adecuado, sino tomándose su tiempo.

Y tomarse su tiempo es lo que le ha hecho bien al director luego de su sequía de elogios que tuvo por varios años. The Visit (2015) daba indicios de su recuperación en el momento en que Shyamalan dejaba las costosas producciones para enfocarse en historias de menor escala, con toda la libertad y sin presión que este tipo de obras puede ofrecer. Así como con su anterior película, Split es una extraña mezcla de confusión, humor y sutil extravagancia que sabe como explotar momentos de incomodidad y anticipación.

La trama, como han de imaginar a través del primer párrafo, se centra en los intentos de escape de parte de las jóvenes. Nada substancialmente complicado, ¿no? Pero la extravagancia comienza cuando descubren que su secuestrador es mucho más peligroso que uno ordinario. James McAvoy no solo interpreta a un personaje, sino a otro y a otro y a otro hasta llegar a 23, y todos ellos en su cabeza. La habilidad en la que cada personalidad es bien realizada e identificada por sus peculiaridades y carecterísticas hacen que no solo las personajes sino tambien la audiencia se mantenga en suspenso ante posibles y repentinos cambios. Por momentos McAvoy sobreactúa algunas de sus personalidades pero eso increíblemente colabora con el tono de la historia. Su transformación física también es admirable así como el final pide un conflicto entre todas las personalidades.

No solo McAvoy ofrece una inusual expresividad siendo esta bajo dirección de Shyamalan, dado que el resto del elenco es convincente y natural, algo que no se ve tan a menudo en la filmografía del ya mencionado director. Anya Taylor-Joy es la chica principal con un triste pasado que la ayuda a sobrevivir las distintas circunstancias de su aislamiento y Betty Buckley es la psicóloga que intenta asistir a cada una de las personalidades y el balance emocional de los dos extremos (los personajes de McAvoy y la protagonista de Anya). Las otras dos actrices que soportan el secuestro son relativamente eficientes.

La historia comienza con un tono semi realista, o lo más realista que puede ser siendo una producción de Shyamalan. Sin embargo, la película empieza a introducir diferentes ideas y conceptos a la par que la Doctora Fletcher (Buckley) trata de descubrir la verdadera naturaleza y comportamiento de varias personalidades. Es un misterio que se desarrolla al mismo tiempo en que los intentos de escape ocurren, llevando ambas historias a un punto de encuentro hacia el final del filme.

 What a twist!

Muchos ya han rescatado la revelación final en la última escena como un punto de quiebre o aceptación en cuanto a opiniones acerca de la película. ¿Es inesperado? En lo personal, sí. ¿Encaja con el resto de la historia? Nuevamente, digo sí, pero no me sorprendería que haya personas que no comportan mi pensamiento. Vale la pena decir que dicha revelación necesitaría que uno conozca el trabajo de Shyamalan para que tenga ese peso emocional porque es posible que muchos queden sin comprender enteramente el significado de esa última escena.

¿Es el regreso perfecto de Shyamalan? No necesariamente. Es una buena entrega que reinvindica al director aún mas, pero siguen habiendo muchas características que no están a la altura de otras. El diálogo es mayoritariamente bueno pero hay unas cuentas líneas que son típicas de este director. Esa extraña mezcla de humor y suspenso puede generar momentos que desconecten a ciertas personas del resto de la experiencia y tratar de usar la lógica puede cuestionar ciertas cosas, aunque en el caso de este último, la lógica no es tan grave como en sus otras películas. Son pequeñas fallas y quejas que no destruyen el filme. Solo son aspectos que pueden ser notados, dependiendo de cada espectador.

De igual manera, es una interesante propuesta que se separa de muchas de su género por crear su propia identidad y estilo. Simplemente, no hay otro estilo que el de Shyamalan y lo digo de buena manera aquí. Su inusual estilo de contar historias mezcladas con ese afán por lo que va mas allá de la realidad produce una experiencia que toma distintas tonalidades de temas bastante serios como algunos casi infantiles. Esa mezcla y extrema variación de tonos normalmente arruinaría una película, así como pasó con varios de sus proyectos durante su sequía y debacle de calidad. Pero desde que asumió una identidad más consciente de si mismo y su estilo, Shyamalan parece entender mejor como ensamblar una obra con distintas piezas, algo que no es nada fácil de hacer.

Tanto The Visit como Split representan a Shyamalan volviendo a sus raíces, algo que puede servir como ejemplo a varios directores que han caído del podio de las grandes producciones. El futuro de este realizador se ve nuevamente prometedor como hace exactamente 15 años. Esperemos que la historia no vuelva a repetirse.

lunes, 6 de febrero de 2017

La La Land (2016)


Puntuación: ★★★★★

Hay momentos en el que esta cinta me recuerda a The Artist (2011), siendo esta una celebración de una época añeja en la historia del medio, con una ejecución impecable que trae consigo mayor prestigio, al menos en comparación con su competencia. No es de sorprender que esta carta de amor al género musical haya conseguido tantas nominaciones y premiaciones por tanto aspectos técnicos como actuaciones y dirección. Se debe a que, por el momento, no hay otra película como La La Land, una maravilla técnica y apasionada en su romance por el arte de distintos tipos (teatro, música, cine, etc.)

La magia de esta experiencia inicia con una secuencia sobre la carretera, dando vestigios de la precisión de la coreografía y movimiento de cámara para seguir de manera perfecta cada paso, deslumbrando la escenografía y bailes. A partir de ahí, la historia conecta a Mia, una aspirante a actriz con el músico de jazz Sebastián, quienes convierten a la ciudad de las estrellas, Los Ángeles, en el centro de su romance y carrera profesional.

Está claro que el director Damien Chazelle se siente bastante cómodo con la temática musical luego de su fenomenal trabajo en Whiplash (2014), el cual comparte ciertas características con esta entrega. Ambas producciones suponen una historia enfocada en los desafíos de seguir tus sueños y la necesidad de mantener la humanidad y los ojos en la realidad. La diferencia es que Whiplash es mas agresivo en su naturaleza y obsesión musical, acercándose a un punto de quiebre emocional. La La Land, por su parte, mantiene un tono más optimista y enérgico de manera positiva al estilo de los clásicos musicales de los 50s y 60s. Eso no quiere decir que la historia no teme dejar de lado su espíritu inicial en algunas escenas para dar lugar al drama.

Al ser una celebración moderna de los musicales, la película contiene montajes, edición, iluminación y demás aspectos técnicos que recuerdan a los filmes de antaño del mismo modo que Ed Wood (1994) fue filmada para asemejarse al cine B de los 50s. Ese nivel de detallismo en la realización de la cinta demuestra el compromiso y pasión de Chazelle, quien dedicó años desde que tuvo la idea original para producir este proyecto. Los planos, movimientos y cada cosa que ves en la pantalla es cuidadosamente presentada para ser fiel a la historia y al estilo del filme.

Las actuaciones se enfocan netamente en Ryan Gosling y Emma Stone, quienes vuelven a demostrar la acostumbrada química que poseen, como lo fue en sus colaboraciones anteriores. Si bien Gosling irradia la esencia de un apasionado y romántico pianista, es Emma quien resalta y conecta su personaje con la audiencia, en especial con aquellos soñadores ambiciosos que luchan con la frustración realista y el optimismo irracional. El pianista Sebas se debate por un dilema similar y es aquel que propone los sacrificios en cuanto a la pasión y la consistencia salarial.

Mi mayor queja (aunque en contexto, es solo una pequeña molestia) se centra en que la trama no es particularmente innovadora. Las aspiraciones y desafíos en las carreras artísticas de nuestros protagonistas son fáciles de predecir pero de igual manera, esa queja es mínima porque la trama es elevada por la calidad de las actuaciones así como la presentación del aspecto visual y la forma en que es contada. Tan solo soy yo buscando algo que pueda considerar como negativo.

Realmente son los musicales los que despiertan y deslumbran la magia del cine, con un alto espíritu y nivel de diseño, producción y con actuaciones enérgicas que mantienen al espectador en constante ritmo con la película. De igual manera, es difícil mantener la atención de muchos si se es siempre así porque estar viendo cantos y bailes puede aburrir fácilmente a menos que la cinta  tenga algo muy bueno/nuevo para proponer o una impecable realización. Este filme respeta eso. El primer acto es el más cargado de danzas y canciones para luego dejar a la audiencia expectante a medida de que la trama se desarrolla. Cada vez que una nueva secuencia ocurre, las imágenes y fondos resaltan el aspecto de fantasía que la cinta puede llegar a tener, como la del observatorio o el final mismo.

La película ya es considerada por muchos como un clásico del medio y es casi imposible para mí estar en desacuerdo. ¿Es La La Land para todos? Quizás. Su mensaje y dilemas son universales, dado que cualquiera puede identificarse con los obstáculos y la frustración, sea el camino que la audiencia quiera ir. Pero los homenajes y el género de la misma pueden invitar a un público diferente o específico, al menos para quienes estén dispuestos a aceptar la irreal realidad de muchos musicales. Honestamente, no imagino que esta producción convierta a alguien que no posea el gusto por este tipo de historias en un súbito fanático del género. ¿Pero quién puede asegurar eso y qué sea así en todos los casos? Ciertamente, yo no.

Como ya mencione, La La Land es una carta de amor al pasado de Hollywood pero tiene la grata fortuna de ser escrito por un autor romántico, con una bella caligrafía y la habilidad con las letras para poder describir su pasión de manera exhilarante. Es una carta que seguro es para volver a leer una y otra vez.

domingo, 22 de enero de 2017

Truenos (2017)


Puntuación: ★★1/2

Para ser sincero, la mayor parte de mi anticipación por la que era vendida como "la primera película paraguaya de carreras" se enfocaba en el aspecto técnico y presentación de dichas carreras. Tenía curiosidad por ver como el director Mario Goia manejaba esas secuencias tanto en su filmación como edición. Si bien dichas secuencias no alcanzaron la altura de mis expectativas, es admirable el intento y ambición del realizador de diversificar las propuestas nacionales con algo más de adrenalina y furor, siendo este un proyecto que ante todo busca entretener a su audiencia.

La historia, siguiendo el estilo del denominado underdog, gira en torno a Maxi, el típico protagonista bueno, no con mucha confianza y con un pasado que supone un desafío que vencer. Maxi forma parte del grupo de mecánicos que asiste al piloto de carreras Sergio, quien también es su amigo, en sus deseos de llegar a la final de la copa Truenos. El problema se encuentra en que el piloto tiene un incidente con otro tipo de copas (las alchólicas) por lo que Maxi lo reemplaza pero de igual manera el equipo consigue clasificar a la siguiente fase. El grupo decide continuar con esta maniobra dado que no pueden arriesgar ser eliminados. Perderían el apoyo comercial, Sergio terminaría decepcionando a su padre con quien no está en buenos términos y Maxi necesita el dinero para ayudar a su madre así para comenzar su propio taller.  Mientras todo eso sucede, un corredor del equipo rival tiene sus sospechas y un romance fugaz reaparece en la escena.

La mayor desventaja que tiene el guión es que incluye ideas bastante familiares por lo que no hay sorpresas en el desarrollo de la trama. Tan solo leyendo la sipnosis que describi, podrán imaginarse como la historia continua y como termina. Es posible que sea así mismo como se presenta en la pantalla. Pero una cosa es que sea predecible y otra que sea entretenida y la película es, a pesar de todo, relativamente entretenida. No recuerdo ninguna escena en donde estaba aburrido o mirando a otro lado. Eso no quiere decir que todas las escenas conectaban de manera cohesiva o que todos los planos eran perfectamente montados. Hubo muchas instancias en que utilizaban primer plano en situaciones que quizás no ameritaban. Tenía una sensación de querer alejar la cámara un poco más del rostro de los actores. Y en cuanto a la cohesión de la historia, los flashbacks aparecían de manera arbitraria y esporádica para dar algo de romanticismo a la vida pasada de Maxi. ¿Necesitábamos una escena dónde el joven niño se despedide de su amiga Sofía para luego recrear nuevamente ese mismo momento y conectarla con un recuerdo de su padre? Creo que una sola escena o una línea de diálogo pudo haber hecho esa conexión.

Entonces, ¿qué me era tan entretenido? Honestamente, el espíritu y pasión de los actores. Siempre he tenido problemas en dejarme convencer por la actuación local. Por alguna razón, la manera en que me hablaban no me parecía natural. Quizás sea porque anteriormente no me enfocaba demasiado en producciones nacionales. No lo se, pero ciertamente no culpo a los actores. Es solo cuestión mía. Afortunadamente, la mayor parte de aquellos elegidos aquí se desenvuelven mejor que, digamos, en Mangoré. Robert Grange no tiene muchas dificultades para llevar en sus hombros el peso del protagonismo y hace lo que puede para que un personaje simple como Maxi sea alguien agradable y que quieras ver terminando su carrera. Quien interpreta a Sergio, Rubén Zapattini, es sin embargo el que ilumina cada escena en que aparece. Su naturalidad ante la cámara es más fácil de notar y a pesar del abrupto arco acerca de su relación con su padre que surge en el tercer acto, el actor hace que el cambio en el personaje sea palpable así como fácil de aceptar.

El romance no tiene mucho lugar o relevancia aquí y a veces la historia busca un excusa para cortar rápidamente a distintos planos de una misma secuencia en lo que supongo que es para demostrar la técnica y dramatismo de las carreras. Aún así, existen algunos destellos de humor o profesionalismo bien ejecutado. No es nada original, pero con este tipo de historias, no creo que haya mucho que pueda ser nuevo por lo que el objetivo sería por como elaboran y la manera en que ejecutan conceptos ya utilizados. Y por lo que han hecho, me dejo un impacto mayor que otras propuestas nacionales.

Truenos sugiere una continuación al final de su historia, y en verdad estaria intrigado por ver más de estos personajes con una escala mayor. Esta fue una experiencia que sirve como un experimento para futuras ideas, por lo que sería interesante ver al mismo equipo de realizadores usar lo aprendido en una nueva entrega y probar diferentes cosas, tanto en cuanto a historia como a las carreras mismas.

Termine apreciando esta película más por sus intenciones y ambición asi como a las actuaciones que por sus logros técnicos pero a fin de cuentas me entretuvo sin perder mi atención. No pretende ser algo que no es, ya que como he mencionado, su objetivo es solo entretener y no dudo en volver a verla. Es una vuelta que no me molestaría en correr otra vez.

lunes, 9 de enero de 2017

Hotel Transylvania 2 (2015)


Puntuación: ★★★1/2

Decir que Adam Sandler no ha tenido el éxito esperado en los últimos años es mecionar lo obvio. Honestamente, Sandler está en un momento de su carrera en el cual ni él mismo parece motivado por sus proyectos. Para cuando decidió participar de una película animada para la familia con la primera entrega de Hotel Transylvania y teniendo en cuenta que su último proyecto animado, Eight Crazy Nights (2002), fue un fracaso durante su epóca de gloria en la taquilla, nadie estaba muy seguro de que esperar. La película se estreno y fue algo simple pero entretenido con algo de personalidad. Así mismo, fue un exito comercial lo cual resulto en una continuación.

Sin enfocarse demasiado en el hotel titular, la historia avanza años luego de que Mavis (Selena Gomez) y Johnny (Andy Samberg) se casasen y tengan su primer hijo. Para la mala suerte de Dracula (Sandler), el pequeño niño no parece mostrar señales de su linaje como vampiro por lo que juntara a sus monstruos amigos para enseñar a su nieto el mundo y la vida de una criatura de la noche. Esto mientras que al mismo tiempo trata de convencer a su hija de que no se mude del hotel.

Esta secuela toma un historia que, en lo personal, lo considero menos pulida o de calidad cinematográfica en comparación que su predecesora, pero ejecuta el guión con tanto entusiasmo aún si en varias ocasiones el humor es entorno a lo que es popular en cuanto a música o tendencias. La primera película hizo lo mismo, pero incluyendo momentos enfocándose en el drama, varias de esas escenas lentas y con silencio para que la emoción pese mas. Por ello considero a la primera con una mejor historia, aún si fuese básica o simple. Aquí, la premisa se enfoca en establecer a los personajes en sus distintos bandos y a partir de ahí sacar escenas y escenas humorísticas.

Pero si me pregunta cual me hizo reír más, diría la secuela. En gran medida eso se debe a los personajes, quienes son tan agradables de pasar tiempo con ellos. Quizás por eso me siento generoso con la película por cada chiste que  no es completamente efectivo. Incluso Johnny, quien fue uno de los aspectos más débiles de la primera película por ser un obvio personaje para atraer a una audiencia moderna específica es alguien con cierto encanto aquí. Sandler no es precisamente mi primera opción para interpretar a Dracula pero tanto en la primera como en esta secuela, su voz y diseño son apropiados para los momentos de comedia junto a las escenas con emoción, dando vida a una entrañable versión del clásico personaje. Mel Brooks como el vampiro Vlad es una elección interesante a pesar de tener tan corta aparición en la historia.

Lo mejor que tiene esta franquicia a su favor es en cuanto a animación y movimiento. La velocidad con que los personajes se mueven es acelerada y sin igual a otros. Es lo acertado de contratar a Genndy Tartakovsky, cuyo estilo de dibujo en sus trabajos siempre deslució una agilidad visual tanto para la comedia física como para secuencias de acción, aumentando la adrenalina sin exhaustar a su audiencia. Cada personaje camina de manera pronunciada y cada animación por cuadro mantiene el concepto de los diseños sin importar que tan rápido va la escena. Claro que cuando tiene que haber expresiones faciales en la comedia, Tartakovsky permite que las facciones del rostro se vuelvan exageradas y llenas de personalidad. Así mismo, cuando la emoción es más sutil y tranquila, la expresión se ve placentera. Tan solo fíjese en los ojos o sonrisas de los personajes.

Si la primera fue más de lo que esperaba, esta segunda entrega me sorprende por la consistencia y me deja a la espera de volver a ver a estos personajes nuevamente en otra historia. No puedo decir que son obras maestras de su género o con un nivel de inteligencia sumamente alto pero tienen su encanto y a pesar de lo predecible que pueden ser, quiero seguir viendo porque estoy en verdad entretenido y me agradan las personalidades en la pantalla.

En una era en donde sus  últimas entregas cinematográficas resaltan una falta de esfuerzo y creatividad, Sandler debería tomar como ejemplo esta franquicia para obtener de vuelta la pasión que tenia en el pasado.

Hotel Transylvania 2 es por ende una película que excede su bastante simple historia gracias al carisma de los personajes y a la presentación visual estilizada. Es de las mejores propuestas que ofrece Sandler actualmente.
 

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