lunes, 17 de abril de 2017

Sandy Wexler (2017)


Puntuación: ★★1/2

Sandy Wexler representa la tercera colaboración entre Adam Sandler y Netflix, luego de The Ridiculous 6 (2015) y The Do-Over (2016), los cuales aún no he visto y, francamente, prefiero mantenerlo de ese modo. Es bien sabido que la última década ha visto a Sandler caer en el punto más bajo de su carrera, con ciertas excepciones (véase la franquicia de Hotel Transylvania), y su contrato para realizar cuatro películas originales a través de Netflix le ha permitido un cheque fácil a cambio de tan poco esfuerzo. Sin embargo, y quizás por las pocas expectativas que tenemos hoy en día, esta nueva producción, dirigida por Steven Brill, mejora un poco la imagen del actor, siendo lo más interesante e inofensivo a la comedia que ha tenido en unos años. Pero eso no quiere decir que es una redención completa y satisfactoria.

A través de unas cuantas celebridades elegidas al azar, así como lo que el presupuesto podía conseguir (Conan O'Brien, Jimmy Kimmel, Pauly Shore, Henry Wrinkler, entre otros) conocemos la historia de Sandy Wexler, un agente de talentos durante los 90s encargado de representar a su excéntrico grupo de clientes en el mundo del espectáculo. Una de las características de Wexler es su incesante afán de mentir como herramienta para hacer negocios, aunque su lealtad por sus clientes es indiscutible. Se preocupa por ellos, y toda decisión artística es con el fin de ayudarlos en sus carreras, aún sin Wexler no sea tan bueno para dichas decisiones. Hay un punto en donde uno de sus clientes le menciona que le ofrecieron la posibilidad de dar voz en una película animada de juguetes de una nueva compañía llamada Pixar. Wexler le asegura que los dibujos animados están muertos y que se preocupe por otra cosa. Como sabemos gracias a la historia, esa película no tuvo mucho éxito, por lo que fue un buen consejo, ¿no es así?

Un día, Wexler descubre a Courtney (Jennifer Hudson) en un parque de diversiones y queda convencido de que ha encontrado a la futura gran estrella de la música. Trabajan juntos y si bien hay dudas al comienzo, Courtney logra llamar la atención de la prensa y productores de la industria. La fama, sin embargo, resulta ser un obstáculo para la inexperta cantante y un problema con su representante, cuyos métodos ya sabemos no van con el profesionalismo de la industria. No quiero arruinar la historia a nadie pero desde la primera escena con ellos juntos, los personajes de Hudson y Sandler dan indicios de una obvia atracción mutua.

No hay mucho que discutir acerca de la historia, la cual es suficientemente predecible pero que al menos trata de incorporar algo más interesante de ver que las últimas propuestas de Sandler. Es una historia de fama y mantenerse humilde dentro de una industria superficial. Pero eso no justifica las dos horas de duración, la cual se constituye como el mayor obstáculo para la audiencia. Y esas doras horas no son dedicadas a la carrera de Courtney o su relación con Wexler, sino distribuidas arbitrariamente  a otras tramas que requieren el favor de los amigos y colaboradores habituales de Sandler. Kevin James, Nick Swardson y Terry Crews, entre otras caras conocidas, forman el grupo de clientes, con cuestionables talentos y logros.

Ese exceso de duración es lo más cercano a la razón para dejar de ver esta cinta, algo que pudo haber sido algo poco más de 100 minutos añade como media hora más de relleno y chistes que duran más de lo que debería. Durante la grabación de un demo, Courtney fascina a Wexler y al empleado del estudio. Luego de suficientes elogios, ambos se dan cuenta que olvidaron grabar la canción. Eso es gracioso, admito eso. Pero realizar la misma rutina de nuevo solo parece consumir tiempo innecesario, tiempo que pudo haber sido utilizado para progresar la historia o presentar otro tipo de chiste. A la tercera vez, por fin vemos a Wexler explotar en ira y su reacción hacia el incompetente empleado recupera algo de la gracia de la escena. La escena tuvo su punch-line, pero tuvimos que esperar su retraso por un innecesario recuento del mismo chiste.

El humor de hecho es bastante inofensivo, al menos considerando las anteriores películas, con graciosas reacciones y diálogo por momentos. Mucho de esos chistes bien utilizados provienen de sacar provecho a la época de los 90s, con referencias a personalidades y hábitos de ese entonces. Desafortunadamente, así como hay destellos ocasionales de humor, también hay ese estilo familiar de las películas de Happy Maddison Productions: Rob Schneider en brownface (pintado y actuando como otra raza) derrumba lo que fue al inicio una humorística presencia ausente; la actuación de Sandler se centra mayoritariamente en usar una de sus voces infantiles para el "deleite" de los oídos (vale recordar que no es la peor voz que Sandler pone en sus películas, eso le pertenece a El Hijo del Diablo y Ocho Noches Locas). Esa voz puede llegar a ser molesto pero al menos Sandler se esfuerza en dar algo de actuación, lo cual es más de lo que puedo decir de sus últimas películas.

A pesar de la predictibilidad del guión, la película parece tener dificultades en elegir su tono, variando constantemente de acuerdo a lo que pide la historia o, mejor dicho, el humor. Por momentos trata de ser infantil con cierta violencia física, infringida a Swardson; en otros, el personaje peleador de Terry Crews debe evitar que un enorme rival ponga su posterior en su cara; la trama acerca de Courtney es con pizcas de drama y comedia romántica; y repentinas dosis de humor negro aparecen para reír o quedarse confundidos por el súbito cambio. En algunos de esos momentos reí, pero en otros quede con algo de incomodidad por lo que veía.

Como han de notar, mentiría si dijera que no reí durante Sandy Wexler. Tiene sus momentos a pesar de su inconsistencia pero prefiero eso a presenciar una película que es tan consistente en lo no graciosa que puede  llegar a ser y Sandler tiene varias de esas, por lo que me aferro a lo que puedo. Se beneficia en tener en menor medida las típicas cualidades de esta productora, haciendo que la experiencia sea algo más agradable, por así decirlo.

No, no es una buena película y puedo entender si alguien termina con una postura más negativa que la mía dado que es posible que este siendo generoso con esta reseña, pero esta nueva producción de Sandler en Netflix ostenta el dudoso honor de ser una mejoría en el catálogo del actor, al menos en cuanto a más recientes entregas se refiere. Permanece más de lo que debería quedarse pero no sentí que perdía dos horas de mi vida viéndola, algo que sí puedo decir de sus otras películas.

Sin duda alguna la recomiendo si aún son grandes fans de Sandler y estén dispuestos a liberar dos horas de su tiempo.

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