jueves, 9 de marzo de 2017

Split (2017)


Puntuación: ★★★1/2

Cuando vemos a tres chicas jóvenes y un adulto yendo a su automóvil estacionado, nuestra perspectiva se enfoca en como ellos nos dan la espalda. Sin embargo, en el momento en que las chicas suben al vehículo y el adulto esta guardando sus cosas en el baúl, se nos revela que la perspectiva pertenece a otro individuo acercándose, antes de secuestrar a las tres muchachas. Este tipo de planos, con los actores interactuando con la cámara directamente como si fuese nuestro punto de vista, son bastante comunes en las películas de M. Night Shyamalan, produciendo distintos resultados. Aquí, es simple, directo y efectivo para mover la historia de manera fugaz y luego ir de manera más lenta. Quizás lenta no sea el termino adecuado, sino tomándose su tiempo.

Y tomarse su tiempo es lo que le ha hecho bien al director luego de su sequía de elogios que tuvo por varios años. The Visit (2015) daba indicios de su recuperación en el momento en que Shyamalan dejaba las costosas producciones para enfocarse en historias de menor escala, con toda la libertad y sin presión que este tipo de obras puede ofrecer. Así como con su anterior película, Split es una extraña mezcla de confusión, humor y sutil extravagancia que sabe como explotar momentos de incomodidad y anticipación.

La trama, como han de imaginar a través del primer párrafo, se centra en los intentos de escape de parte de las jóvenes. Nada substancialmente complicado, ¿no? Pero la extravagancia comienza cuando descubren que su secuestrador es mucho más peligroso que uno ordinario. James McAvoy no solo interpreta a un personaje, sino a otro y a otro y a otro hasta llegar a 23, y todos ellos en su cabeza. La habilidad en la que cada personalidad es bien realizada e identificada por sus peculiaridades y carecterísticas hacen que no solo las personajes sino tambien la audiencia se mantenga en suspenso ante posibles y repentinos cambios. Por momentos McAvoy sobreactúa algunas de sus personalidades pero eso increíblemente colabora con el tono de la historia. Su transformación física también es admirable así como el final pide un conflicto entre todas las personalidades.

No solo McAvoy ofrece una inusual expresividad siendo esta bajo dirección de Shyamalan, dado que el resto del elenco es convincente y natural, algo que no se ve tan a menudo en la filmografía del ya mencionado director. Anya Taylor-Joy es la chica principal con un triste pasado que la ayuda a sobrevivir las distintas circunstancias de su aislamiento y Betty Buckley es la psicóloga que intenta asistir a cada una de las personalidades y el balance emocional de los dos extremos (los personajes de McAvoy y la protagonista de Anya). Las otras dos actrices que soportan el secuestro son relativamente eficientes.

La historia comienza con un tono semi realista, o lo más realista que puede ser siendo una producción de Shyamalan. Sin embargo, la película empieza a introducir diferentes ideas y conceptos a la par que la Doctora Fletcher (Buckley) trata de descubrir la verdadera naturaleza y comportamiento de varias personalidades. Es un misterio que se desarrolla al mismo tiempo en que los intentos de escape ocurren, llevando ambas historias a un punto de encuentro hacia el final del filme.

 What a twist!

Muchos ya han rescatado la revelación final en la última escena como un punto de quiebre o aceptación en cuanto a opiniones acerca de la película. ¿Es inesperado? En lo personal, sí. ¿Encaja con el resto de la historia? Nuevamente, digo sí, pero no me sorprendería que haya personas que no comportan mi pensamiento. Vale la pena decir que dicha revelación necesitaría que uno conozca el trabajo de Shyamalan para que tenga ese peso emocional porque es posible que muchos queden sin comprender enteramente el significado de esa última escena.

¿Es el regreso perfecto de Shyamalan? No necesariamente. Es una buena entrega que reinvindica al director aún mas, pero siguen habiendo muchas características que no están a la altura de otras. El diálogo es mayoritariamente bueno pero hay unas cuentas líneas que son típicas de este director. Esa extraña mezcla de humor y suspenso puede generar momentos que desconecten a ciertas personas del resto de la experiencia y tratar de usar la lógica puede cuestionar ciertas cosas, aunque en el caso de este último, la lógica no es tan grave como en sus otras películas. Son pequeñas fallas y quejas que no destruyen el filme. Solo son aspectos que pueden ser notados, dependiendo de cada espectador.

De igual manera, es una interesante propuesta que se separa de muchas de su género por crear su propia identidad y estilo. Simplemente, no hay otro estilo que el de Shyamalan y lo digo de buena manera aquí. Su inusual estilo de contar historias mezcladas con ese afán por lo que va mas allá de la realidad produce una experiencia que toma distintas tonalidades de temas bastante serios como algunos casi infantiles. Esa mezcla y extrema variación de tonos normalmente arruinaría una película, así como pasó con varios de sus proyectos durante su sequía y debacle de calidad. Pero desde que asumió una identidad más consciente de si mismo y su estilo, Shyamalan parece entender mejor como ensamblar una obra con distintas piezas, algo que no es nada fácil de hacer.

Tanto The Visit como Split representan a Shyamalan volviendo a sus raíces, algo que puede servir como ejemplo a varios directores que han caído del podio de las grandes producciones. El futuro de este realizador se ve nuevamente prometedor como hace exactamente 15 años. Esperemos que la historia no vuelva a repetirse.

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