sábado, 18 de junio de 2016

High-Rise (2015)


Puntuación: 3,5/5.

High-Rise (El Rascacielos, como es conocido en español) es un filme basado en la novela homónima del autor J. G. Ballard, cuya obra fue lanzada en 1975. Luego de ver esta adaptación, me quedé intrigado por lo que puede ser el libro, así como la manera en la que el escritor pudo haber expresado su mensaje, la cual no dudo sea diferente a la del director Ben Wheatley. Por ello, uno puede deducir fácilmente que esta reseña u opinión proviene de una mente libre de la narrativa literaria, sin saber que esperar de esta película.
 
La historia no intenta actualizar la época del libro, decidiendo mantener de manera sútil la atmósfera de la década de los 70s, pero sin ningún tipo de referencias que la haga ver anticuada. Es más, el filme tiene una sensación de un futuro distópico una vez las cosas empiezan a empeorar.  Dicha historia se centra en una lujosa torre de apartamentos, lleno de todos los recursos necesarios como para no salir del edificio, excepto por horas de trabajo.  Rápidamente, podemos notar la división de clases sociales dentro del complejo, con las familias comunes ocupando los pisos inferiores mientras que gente mas poderosa habita en los superiores. Los residentes del complejo se vuelven gradualmente mas indiferentes al mundo exterior a la par que algunos problemas de infraestructura comienzan a aparecer, incrementado la tensión, culminando en actos de violencia y locura. Es aquí dónde la simbólica sociedad cae a merced del caos y la anarquía, las distintas clases chocan en base a una sensación de prestigio y necesidad.

Un concepto bastante intrigante, con una ejecución que logra transmitarla correctamente pero con secuencias no del todo pulidas que restrigen la narrativa. No hay demasiado enfoque en los tantos personajes que existen como para comprender en gran medida sus acciones o el impacto de las consecuencias de las mismas acciones. Es una adaptación que invita a la reflexión acerca de como el panorama social y tecnológico puede afectar al ser humano de manera provocativa, pero el mensaje queda corto y con los personajes como para que tenga un efecto claro en el espectador.
Tom Hiddleston deja de lado su vestuario de Loki para dejar en evidencia sus habilidades como actor con una interpretanción llena de elengancia, pero con una pizca de oscuridad en su personaje, permitiendole adaptarse y enfrentar los excesos de la historia. Si bien su descenso al nivel de los residentes puede ser algo inconsistente, es de aplaudir el trabajo de Hiddleston elevar un personaje que no tiene el pasado ni las motivaciones del todo claro u obvio lo suficiente para mantenernos a la expectativa. El resto de los personajes van y vienen en distintas escenas sin la posibilidad de permitir establecerse o dejarse identificar, a pesar de notables actuaciones como las de Jeremy Irons, Luke Evans y Sienna Miller.

Es un interesante experimento para producir aislamiento dentro de un edificio con algo de comentario/critica social sobre la sociedad moderna, lo cual es bastante peculiar por la manera en que adoptan los 70s pero pueden aplicarla en estos tiempos contemporáneos. Siempre existe la posibilidad de ver nuevamente High-Rise en el futuro y juzgarla o compararla con la sociedad, apreciandola mejor que ahora.

Es inusual, extravagante y excéntrico. En ningún momento pide perdón por su enfoque. Quizás no sea la obra maestra que pense que iba a experimentar, pero hay una voz en nuestras redes sociales que asegura que estamos frente a un futuro clásico de culto. Es probable de que tengan algo de razón.

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